Febrero 26, 2025
La realidad del emprendimiento en Chile
Febrero 26, 2025
La realidad del emprendimiento en Chile
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Columna de opinión de Juan Claudio Higueras de Galletas del Mundo, emprendedor en evolución.

En 2019, Chile contaba con más de 2 millones de emprendedores, lo que representaba el 24,3% de las personas ocupadas. Sin embargo, más de la mitad (53,1%) operaba de manera informal, sin acceso a beneficios ni seguridad económica.

La informalidad afecta especialmente a las mujeres (57,3%), quienes además enfrentan mayores dificultades para acceder a financiamiento y clientes. Como resultado, los emprendimientos informales generan, en promedio, ingresos cuatro veces menores que los formales.

Otro desafío clave es la brecha digital: el 62,9% de los emprendedores informales no usa internet para generar valor en su negocio, principalmente porque no sabe cómo hacerlo. Esto limita sus posibilidades de crecimiento y formalización, alejándolos de plataformas digitales y oportunidades de venta. Además, mientras solo el 19,2% de estos negocios genera empleo, en los formales esta cifra asciende al 43,8%. (Fuente: SERCOTEC).

Emprender como última opción

Para muchas personas, emprender no es un sueño, sino una necesidad. Más de la mitad de los emprendedores informales busca simplemente generar ingresos para cubrir gastos básicos. Otros lo hacen como una segunda fuente de ingresos, aunque estas actividades no siempre quedan reflejadas en las estadísticas oficiales.

En un mercado laboral cada vez más competitivo y tecnologizado, el empleo estable es un privilegio. Las empresas optimizan costos, reducen personal, incorporan tecnologías y dejan a miles de trabajadores sin opciones, especialmente a quienes superan los 50 años. Para ellos, emprender se vuelve la única alternativa.

A pesar del discurso del “esfuerzo y sacrificio”, la realidad es que el 97,5% de los emprendimientos fracasa antes de los cinco años. No porque sus dueños no trabajen lo suficiente, sino porque enfrentan barreras estructurales: escaso acceso a financiamiento, falta de capacitación y poca integración en cadenas de valor competitivas.

Hoy, el emprendimiento no solo es una vía para la independencia económica, sino un reflejo de un sistema que no está generando suficientes empleos dignos. Sin embargo, el papel del emprendimiento en la economía sigue desdibujado. Se habla de su importancia, pero no se traduce en acciones concretas que permitan su consolidación como motor de desarrollo.

Hacia una Política de Estado para el emprendimiento

Si el futuro económico de Chile depende del emprendimiento, no podemos seguir abordándolo con medidas aisladas. Necesitamos una Política de Estado que lo reconozca como un pilar clave de la economía y garantice su desarrollo con una visión de largo plazo. Para lograrlo, se requiere un acuerdo nacional que involucre a todos los actores: emprendedores, gremios, sector privado, instituciones educativas y el Estado.

Este acuerdo debe contemplar al menos tres pilares fundamentales:

Educación emprendedora desde la base: El emprendimiento debe enseñarse desde la escuela, con formación en liderazgo, gestión financiera, negociación y resiliencia. Programas piloto en distintas realidades económicas permitirían diseñar planes efectivos que permitan aprender a predecir qué tipo de apoyo necesitarán los futuros emprendedores.

Un sistema tributario progresivo: En un país donde más del 50% de los emprendedores opera de manera informal, la solución no es, como hasta ahora,  fiscalizar.  Se necesita modelo tributario que facilite la transición a la formalidad, permitiendo, por ejemplo, reintegros parciales o totales del IVA en los primeros años de actividad.

Apoyo a emprendimientos con impacto local: Es clave generar incentivos y financiamiento para negocios que contribuyan a sus comunidades, fomentando empleo y desarrollo en sus regiones.

El emprendimiento es y seguirá siendo un motor clave en la generación de empleo y crecimiento económico. Sin embargo, mientras sigamos tratándolo como una solución de emergencia y no como una estrategia de desarrollo, millones de personas seguirán emprendiendo por necesidad y no por vocación.

Es momento de pasar a la acción. De dejar de hablar de “ecosistemas de emprendedores” y construir una Política de Estado que nos lleve a vivir dentro de una Biosfera Emprendedora, con un entorno sostenible donde las micros,  pequeñas y medianas empresas tengan las herramientas necesarias para desarrollarse y crecer.

Si queremos un país con más oportunidades, debemos darle al emprendimiento el lugar que le corresponde. No como una alternativa de última instancia, sino como una estrategia de desarrollo sostenible, respaldada por políticas concretas y un acuerdo nacional que garantice su consolidación en el tiempo.