Columna de opinión de Juan Claudio Higueras de Galletas del Mundo, emprendedor en evolución.
Hace unos días se anunció una noticia que me sorprendió: dos grandes iconos de las pizzas, Pizza Hut y Telepizza, han cerrado sus operaciones en Chile. Después de años acumulando pérdidas, estas empresas no lograron adaptarse a un mercado que evolucionó rápidamente. La llegada de nuevos competidores con propuestas frescas, de mejor calidad y mayor atractivo para los consumidores terminó por desplazar a estos gigantes del mercado.
Este fenómeno es un claro ejemplo de lo que en economía se denomina “competencia perfecta”. En este tipo de mercados, como el de las pizzas en Chile, hay tantos oferentes que ninguno tiene la capacidad suficiente para influir de manera significativa en los precios o las condiciones generales de mercado.
Por ejemplo, si Telepizza hubiera reducido sus precios un 50%, el impacto en el mercado global habría sido prácticamente imperceptible. Esto se debe a que su participación de mercado era menor, en comparación con la suma de locales y ventas de sus competidores. Este caso nos enseña que, en mercados altamente competitivos, no basta con bajar precios. La verdadera clave está en generar valor, diferenciarse y entender las nuevas expectativas de los clientes.
La realidad de los emprendedores en mercados competitivos
Para nosotros, los emprendedores, enfrentarnos a mercados competitivos es parte de nuestro día a día. Estos entornos llenos de oferentes nos empujan a ser creativos y a reinventarnos constantemente. Aquí es donde estrategias como mejorar el servicio, innovar en productos, crear ofertas personalizadas o descubrir nichos específicos se vuelven esenciales para sobrevivir y prosperar.
Como pequeños actores en este vasto “océano de oferentes”, sabemos que nuestra participación individual puede ser limitada. Sin embargo, es precisamente ahí donde radica nuestra mayor fortaleza. Operar en un mercado dinámico y desafiante nos obliga a estar atentos, a aprender rápidamente y a adoptar nuevas tecnologías o técnicas que nos impulsen hacia adelante. Además, esta experiencia fomenta la creación de redes sólidas con otros emprendedores, proveedores, clientes y comunidades, lo que enriquece no solo nuestras operaciones, sino también el desarrollo general del mercado.
Grandes empresas y su relación con la libre competencia
Por otro lado, resulta interesante analizar cómo algunas grandes empresas suelen declararse defensoras de la libre competencia, pero en la práctica muchas buscan convertirse en monopolios. Lo hacen al acaparar rápidamente el mercado, obstaculizando la entrada de nuevos competidores, o incluso mediante acuerdos poco éticos, como la fijación de precios mínimos o el reparto de cuotas de mercado.
En Chile, hemos visto ejemplos en sectores como el pollo, el cerdo, el papel higiénico, los supermercados y las farmacias, donde se han expuesto prácticas cuestionables. Estas acciones no solo destruyen la competencia, sino que también contradicen los principios básicos del capitalismo que estas empresas afirman defender.
El rol de los emprendedores en la creación de mercados saludables
Si queremos que los mercados en nuestro país se desarrollen de manera saludable, es fundamental fomentar una verdadera competencia. Aquí es donde los emprendedores tenemos un papel crucial. Somos quienes, todos los días, trabajamos incansablemente para generar valor real a nuestros clientes y construir empresas que no solo sobrevivan, sino que progresen en medio de la competencia.
Aunque navegar en un mercado competitivo puede ser desafiante, este camino nos hace más resilientes, innovadores y comprometidos. Porque, al final del día, los emprendedores no solo participamos en el mercado: lo hacemos más fuerte y lo impulsamos hacia adelante.