Columna de opinión de María José Bon directora de En Modo Emprendedor
Hay voces que aún no se escuchan, pero eso no significa que no estén haciendo ruido.
Escribí esta columna desde la experiencia, desde la calle, desde los medios independientes, desde lo comunitario y real. Porque el ecosistema emprendedor en regiones también tiene otras miradas, otras voces y otros aportes que merecen visibilidad y respeto.
Esta no es una crítica para destruir, sino una invitación a mirar más allá de lo establecido y abrir espacio a quienes también construyen desde lo cotidiano. Comparto esto con el deseo de aportar a una conversación más honesta, más descentralizada, más justa.
Gracias a quienes, como yo, siguen creyendo que otra forma de hacer ecosistema sí es posible.
“En la Región de O’Higgins se habla mucho de emprendimiento e innovación. Se organizan seminarios, se levantan programas con fondos públicos, y las instituciones presentan sus resultados año a año. Sin embargo, detrás de esa fachada institucional, hay un grupo de personas, asociaciones gremiales e iniciativas independientes que trabajan día a día, sin grandes presupuestos ni visibilidad, por construir un verdadero ecosistema. Son esas voces las que hoy siguen sin ser escuchadas.
Mientras algunos eventos concentran los recursos y el protagonismo, hay esfuerzos valiosos que permanecen en la sombra. Experiencias comunitarias, redes espontáneas de apoyo emprendedor, medios regionales comprometidos con la difusión, mujeres liderando asociaciones, profesionales que asesoran y forman, innovadores que nacen en territorios alejados de la capital regional. Todos ellos están aportando, pero no figuran en las estadísticas oficiales ni son convocados a las mesas de decisión por parecer conflictivos o díscolos al levantar la voz.
Hoy, en O’Higgins, no existe una verdadera mesa de trabajo del ecosistema que sea diversa, activa y representativa. Una instancia donde se escuche a quienes están generando impacto desde la base, y no solo a quienes ejecutan recursos de Corfo o Sercotec. En países como Colombia, donde han demostrado ser herramientas potentes para articular actores, coordinar esfuerzos y construir una visión común. ¿Por qué no avanzar hacia algo similar en nuestra región después de haber tenido un FIC que llevo actores de una mesa del ecosistema a conocer este modelo?
Es tiempo de reconocer que el ecosistema no se construye solo desde las instituciones, sino también desde quienes emprenden, colaboran, innovan y se comprometen con el desarrollo de su entorno. Dar espacio a esas voces no es solo justo, es estratégico. Porque sin ellas, cualquier política de fomento seguirá siendo parcial y limitada.
Hoy más que nunca, necesitamos abrir el diálogo y ampliar la mirada. Las voces están, solo falta querer escucharlas y dejar los egos de lado para poder avanzar en el real fortalecimiento del ecosistema de O’Higgins.”