Columna de Opinión de Miwa Uehara Co-fundadora, WEDO Cowork
“Nos encontramos en medio de un cambio de paradigma que, desde 2020, ha transformado profundamente nuestra realidad a escala global. Para 2024, el trabajo remoto se ha normalizado y la transformación digital junto con la inteligencia artificial han reemplazado varios roles profesionales. Ante esta realidad que parecía impensable hace apenas cinco años, me encuentro asombrada por la notable capacidad humana de adaptarse.
En diciembre tuve la oportunidad de visitar comunas costeras como Navidad, Matanzas y Pichilemu, donde viví de cerca las opiniones divididas que este cambio de paradigma ha generado. Algunos fundadores de PyMEs en la industria del turismo, quienes se han adaptado al nuevo contexto, comentaban que hoy en día ya no perciben una fuerte estacionalidad como antes. Por el contrario, otros manifestaban su frustración, señalando que sus negocios apenas se mueven durante el invierno. Esto me lleva a preguntarme: ¿qué impacta la percepción de oportunidad o limitación en personas que comparten un mismo sector y entorno?
Desde mi perspectiva, observé que los fundadores rodeados de diversidad, como turistas internacionales, no sólo amplían sus horizontes, sino que también adoptan nuevas formas de pensar y trabajar. Por otro lado, aquellos cuyo público se limita al ámbito local suelen depender de creencias rígidas y patrones repetitivos.
La clave parece estar en la capacidad de cada uno para adoptar estrategias que mitiguen la estacionalidad: paquetes turísticos diseñados para experiencias invernales, digitalización para captar clientes más allá de la región o el país, o incluso explorar nuevos segmentos de mercado. En otras palabras, la percepción de oportunidad o estancamiento está profundamente influenciada por una mentalidad de crecimiento o fija, y por el entorno que elegimos o al que decidimos abrirnos, más allá de políticas públicas. Al fin y a cabo, cada persona decide a cuál optar.
Entre enero y marzo, solemos sentir el deseo de refrescar nuestra perspectiva y darnos un nuevo comienzo, como si el cambio de año marcara una línea divisoria entre el pasado y un futuro lleno de posibilidades. Pero, ¿y si nos propusiéramos otra forma de mirar y vivir cada día como una oportunidad de nuevo comienzo? Como si las 12 horas activas de un día representaran 12 meses, un ciclo renovador que nos permita reflexionar y tomar decisiones constantemente.
Cada día es el momento perfecto para refrescar nuestra perspectiva, rodearnos de un entorno que amplíe nuestros horizontes y adoptar una mentalidad de crecimiento. No hace falta esperar el fin de año para cambiar el rumbo ni esperar a marzo para actuar. El mejor momento para tomar nuevas decisiones y estrategias es, simplemente, ahora.”