Marcela Reyes, gerente O’Higgins HortiCrece
“La horticultura es una actividad fundamental en la economía de muchas regiones del mundo, incluida la nuestra. En O’Higgins, la producción de hortalizas tiene una superficie total de 12.269 hectáreas, ubicando a la región como la tercera a nivel nacional después de la región Metropolitana y Coquimbo. La revisión de estas cifras indica un crecimiento sostenido del rubro en los últimos 4 años, lo cual permite considerarlo como una de las principales actividades agrícolas esencial para el sustento de muchas familias y comunidades.
La producción de hortalizas como toda actividad agrícola tiene impacto significativo en el medio ambiente, desde el uso de agua y suelo, hasta la generación de residuos y la emisión de gases de efecto invernadero, en los que la agricultura regional aporta un 31% a las emisiones según ficha regional de ODEPA del año 2018.
Con estos antecedentes se hace relevante hoy, asumir lo nuevos desafíos que implica la producción hortícola y sobre todo en lo que respecta a la sustentabilidad.
La sustentabilidad en la horticultura es un tema crucial que no podemos ignorar. Su visión multidimensional aplicada a los ámbitos productivos-económicos, ambientales y sociales permite identificar las principales brechas que no solo están en la producción de alimentos, kg/ha, sino que están en considerar los impactos ambientales y sociales propios de la actividad. Por lo tanto, es fundamental que los productores, profesionales, asesores y toda la cadena productiva sean actores activos en la transformación y construcción de este nuevo horizonte.
En O’Higgins, estamos comprometidos con la sustentabilidad en la horticultura. A través de programas como HortiCrece, al alero de Corfo estamos trabajando en promover en nuestros tres principales ejes de acción, el productivo, mercado y I+D+i , que las practicas y tecnologías de toda la cadena hortícola sean más sostenibles y responsables con el medio ambiente y las personas. Esto incluye desde el uso eficiente del agua y la energía, la reducción y gestión de los residuos, el resguardo de la biodiversidad, el establecimiento de redes alimentarias alternativas de mercado, hasta la formación del capital humano, principal engranaje de la cadena.
Como ya se ha mencionado la sustentabilidad en la horticultura no es solo una cuestión ambiental, también es una cuestión económica y social que trasciende al rubro y que ve su alcance hasta las nuevas tendencias de los mercados, en donde los consumidores están cada vez más interesados en conocer el origen, los métodos y las practicas vinculadas a la producción y como estas impactan la calidad de vida de las personas que viven de ella. Por lo tanto, adoptar prácticas sustentables no solo es bueno para el medio ambiente, también es bueno para los negocios.
En resumen, la sustentabilidad en la horticultura es un compromiso ineludible. Es fundamental para el futuro de nuestra región y de nuestro país. Como productores, asesores, consumidores y ciudadanos, todos tenemos un rol que desempeñar en la difusión, promoción, adopción y absorción de prácticas y tecnologías agrícolas más sostenibles y responsables. Juntos, podemos trabajar para construir un futuro más sustentable y próspero para todos”.