A diferencia de otras entrevistas esta fue en terreno, Haydee me pasó a buscar y juntas estuvimos en “La Estación” en una mañana relajada, donde paseamos por su historia, emprendimientos, penas y alegrías.
Una de las cosas que amo del mundo del emprendimiento es que uno conoce personas que son especiales, que proyectan una energía que te llena y emociona. Es el caso de esta gran emprendedora, que aprendido a cambiar con el mercado, es una espectacular consejera, una mujer fuerte y generosa como pocas.
¿Cómo comienzas con la idea de hacer un negoció? Tomando en cuenta que eres una mujer camaleónica y haz pasado por diferentes emprendimientos.
Haydee sonríe se emociona y retrocede a su infancia, donde viene de una familia de esfuerzo marcada por el trabajo duro.
“Vengo de una familia que ha sido siempre emprendedora, tengo el ejemplo de mi padre. Antiguamente no le llamaban emprendedores, eran personas independientes, mi papá nos metió a su negocio, él tenía un camión donde tuvo altos y bajos y desde chica a los nueve años aprendí a hacer facturas, entonces desde allí tengo el bichito metido, me gusta innovar, siempre estoy tratando de hacer cosas nuevas. Pero en algún momento también trabaje de forma dependiente y a la larga agradezco todas las personas que conocí y los conocimientos que adquirí, que igual me han servido para emprender”.
¿Cuál fue tu primer emprendimiento?
Cambia su rostro recordando también que a veces que no siempre le fue bien.
“El primer emprendimiento debo decir que no me fue bien, a mí me gustan mucho las manualidades, las flores y todo ese tipo de cosas y quería arreglar iglesias para los matrimonios, pero ese trabajo era muy caro y en aquellos años no todas las personas estaban dispuestas a invertir en eso, hoy se usa mucho, pero esto fue hace veinte años atrás y antes no se preocupaban tanto de esos detalles, además yo vivo en el campo y acá se preocupaban más de las fiestas. Lo hice un par de veces pero no resulto… ese fue mi primer emprendimiento”.
Tú vas cambiando de emprendimientos, pero hay algo que te marcó y siempre está contigo que son los disfraces, ¿Cómo llegas a eso?
Juntas miramos al costado donde los disfraces son parte de la verdadera esencia de esta emprendedora y sonreímos.
“Comencé con una boutique, donde vendía ropa usada y reciclada, en ese tiempo ya había salido de mi trabajo dependiente y tenía muchos accesorios de mujer y cosas para ellas. Muchos me decían ¿Cómo vas a poner una boutique en Lo miranda?”
Se ríe mientras recuerda
“Y a parte en ese tiempo no era bien visto la ropa usada, pero ahora es full tendencia, yo la lavaba, planchaba, le hacía intervenciones, siempre fui creativa, tenía una sección de niños, juvenil, de gorditas.
Los disfraces ya estaban en este lugar, este local es de mis papás, mi mamá le arrendaba a una señora que tenía disfraces y ella se fue a vivir a Rancagua, pero las personas seguían viniendo a preguntar por ellos y pensé aquí está la mía.
Y ahí fue creciendo el tema de los disfraces, recuerdo que venían a preguntar por algunos que no tenía y me empecé a preguntar ¿Cómo lo hago? Yo a la costura no le pegaba nada, solo autodidacta, mi mamá había estudiado costuras y me ayudaba hacer algunas cosas.
Comencé a postular a los proyectos, recuerdo que en ese tiempo vino el terremoto y hubo un PAR de CORFO, ese fue el primer proyecto que nos ganamos, para los emprendedores que habían sido afectados por esto. Con el dinero amplié un poco la tienda y puse los disfraces en un solo espacio y fue creciendo”.
Hay personas como yo que venimos desde Rancagua a buscar disfraces, ya que en otras partes uno no encuentra la variedad de acá y la calidad.
En esta parte me es inevitable salirme del papel de clienta feliz y de admiración por esta emprendedora.
“Refiriéndome a lo que dices tú, han venido clientes desde Rengo, San Fernando… Para mí eso ha sido gratificante y siempre nos hemos preocupado de que el disfraz valla con todo y que esté limpio, eso es lo más importante creo yo.
También en ese tiempo me gané un proyecto de SERCOTEC, un Crece, hace artos años atrás, hice un curso de costura, yo igual no lo hice al pie de la letra, le dije a la profesora, yo quiero aprender hacer, faldas, blusas y pantalones, desde ahí es todo creatividad”.
Más allá de la tienda de disfraces y otros emprendimientos hoy estamos en una cafetería y eso demuestra que dependiendo el mercado tu haz sabido interpretar los cambios, como en la pandemia… ¿Cuáles han sido los momentos más difíciles en tu camino como emprendedora?
Y como para todos los emprendedores ella recuerda la pandemia, donde algunos se reinventaron y otros lamentablemente desaparecieron.
“Una de las cosas que me han marcado mucho y a varios emprendedores fue la pandemia, por el susto que todos teníamos, el desconocimiento te hace crear más miedos, todos tuvimos que cerrar, por ejemplo mi emprendimiento no era de primera necesidad como otros negocios”
Intervengo diciendo “la gente no necesitaba disfraces en ese tiempo pero había que comer… Le digo recordando esos difíciles momentos.
“Así es… y Los colegios que son mis principales clientes ya no estaban necesitando cosas y uno se va a negro en momentos así.
Se me ocurrió ayudar a una chica de Rancagua hacer mascarillas, porque estábamos sin hacer nada cerrados todo el día. Y de repente me pregunté ¿Por qué tengo que hacer para Rancagua? y se me ocurrió hacer para mí pueblo. Hicimos una campaña y todos me empezaron ayudar, me traían materiales ya que estaba todo muy caro y escaseaba.
La idea era hacer mascarillas que duraran un poco más, usamos una tela de un material quirúrgico que son las que ocupaba el personal que trabajaban en los Cesfam, hospitales y que estaban más cerca del COVID. Nos conseguimos plata, mucha gente me ayudo y agradezco la confianza. Por ejemplo me cambiaban hilo por mascarillas y así comenzamos a regalar a las juntas de vecinos. Dentro de eso me contactaron para trabajar y hacer mascarillas vendidas, sin querer salió un negocio, y yo te digo, sin plata… ya que estuvimos varios meses sin trabajar y un primo me presto dinero para comprar más material. De la municipalidad nos pidieron diez mil mascarillas y nosotros hacíamos una por una, luego varias empresas de trasporte, algunas nos pedían quinientas semanales. Comencé a contactar a mujeres que quisieran trabajar desde sus casas, debo reconocer que para mí y sin querer la pandemia se convirtió en una oportunidad de negocio”.
Tu haz sido un apoyo para muchos, hoy estamos en la cafetería que es también una tienda colaborativa, que ha abrazado a muchos emprendedores, los que agradecen tu calor y esa luz que muchos sienten de ti ¿Cómo ha sido eso?
Se nota emocionada ya que ha hecho grandes amistades en el mundo del emprendimiento…
“La verdad es que me gustaría que no comentan los errores que yo cometí, cuando yo empecé la gente era más egoísta, no te daba datos, la vinculación y todas estas cosas que hace SERCOTEC y los centro de negocios no existía, eso nos ayudado mucho para la vinculación entre nosotros.
Abrí las puertas de La Estación para que los emprendedores pudieran vender sus producto, en algún momento tuve hasta dieciséis emprendimientos aquí, fue una tienda colaborativa muy bonita, que fuimos diseñando entre todos, con una decoración especial que le dio un toque diferente, aflorando recuerdos a las personas que nos visitaban y la cafetería fue creciendo.
También me siento muy orgullosa de los chicos, como José Miguel Zuñiga de Kalewün, Esteban Vergara de Reciclagest, entre otros, con los cuales hemos ido creando lazos y más que darles el espacio siento que les ofrezco mi experiencia, para que ellos no pasen las cosas que me tocaron a mí”.
Hoy estás viendo el ecosistema desde afuera, ya que la cafetería te tenía muy inserta en el negocio, ¿Cómo lo ves?
“Efectivamente mi ideal de la cafetería era algo más pequeño y fue creciendo tanto que me fue absorbiendo, yo como muchos emprendedores tengo una falencia muy grande, que es no saber delegar, a pesar que he formado un grupo muy bueno con las chicas que trabajan conmigo, uno siempre siente que no van hacer las cosas como uno las hace y eso todavía me pesa.
Me he alejado de todas esa cosa, que te sirven un montón, la vinculación, conocer otras historias de emprendimiento, y los conocimientos que uno adquiere a través de las charlas y cursos. Me da un poco de pena ver a los chicos que conozco en las redes sociales y a otros que son nuevos, espero pronto poder ponerme al día con todas estas cosas, ya que tengo otros proyectos que incluyen a mis hijos, ya que uno siempre tiene que ver la estabilidad de su familia, uno que es mamá siempre está pensando en lo mejor para ellos”.
¿Qué se viene?
Medita antes de contarme ya que se vienen nuevos cambios.
“Quiero enfocarme un poco más en el tema de los disfraces que es lo que a mí me apasiona, tengo la opción de arrendar el local y dedicarme más a lo que me gusta, que es por lo que más me conocen y que me dará un poco más de tiempo, porque de verdad la cafetería me envolvió demasiado, ya que soy demasiado perfeccionista y a la larga eso te acarrea problemas y estoy pendiente de muchas cosas, de comprar, la decoración, jardín, probar otros productos, hacer nuevas recetas, porque ya me creo chef”
Se ríe
¿Cómo pueden saber de ti? porque aunque hay cambios Haydee y los disfraces siempre están presentes.
“Nuestra tienda física sigue siendo en Lo Miranda, justo en los semáforos. Pedro Aguirre Cerda, esquina Carretera H30, teléfono +569-95482827 redes sociales La estación Take a Break en Instagram y Facebook, pronto en ellas les estaremos contando lo que se viene”.
Mensaje para el ecosistema
“Emprendan con cariño y perseverancia, las cosas resultan, pero cuesta, de verdad que cuesta, sobre todo a nosotras que somos mujeres y mamás, porque tenemos el camino cuesta arriba, con el tema de la maternidad. Ahora tenemos un montón de organizaciones e instituciones como: CORFO, FOSIS, SERCOTEC y los Cowork, hay grandes personas que entregan sus conocimientos y herramientas a través del ecosistema, si tienen una idea de negocio que se asesoren y no cometan los errores que cometimos nosotras… ya que todo lo que se aprende te sirve para llevarlo a la práctica”.
Fue una mañana increíble, donde me tocó compartir con una de las emprendedoras más versátiles del ecosistema, que más que amor por su negocio que ha ido cambiando dependiendo el mercado, tiene amor por el emprendimiento e innovación. Una generosidad increíble con sus pares y una fuerza de mujer que inspira y contagia.
Muchas gracias Haydee Vidal.